martes, 27 de septiembre de 2016

ESPAÑA

Algunos monumentos de España:

1. Alhambra de Granada, Andalucía

Los escritores árabes solían comparar a Granada como una gran Corona en cuya frente sobresale la diadema de la Alhambra. Aunque de un estilo eminentemente nazarí, este monumento es una superposición de diferentes épocas y estilos arquitectónicos. Fue originalmente construida en el año 889, en plena Edad Media, y luego ampliamente ignorado hasta la conquista morisca. Los musulmanes sacaron a este palacio de la ruina y lo convirtieron en una auténtica joya arquitectónica. Con una clara influencia bizantina, los artistas que forjaron este pedazo de monumento desarrollaron un nuevo estilo que se plasma en los capiteles, arcos y detalles decorativos de los techos. Cuando los cristianos tomaron el control de Granada empezaron a alterar partes del castillo para hacer hueco al renacimiento quitando detalles y decoraciones arabescas. Todavía hoy, una visita a la Alhambra es una experiencia inolvidable en la que la belleza te embriaga.


2. Mezquita de Córdoba, Andalucía

Y de una obra hispanomusulmana a otra. De hecho, se dice que la construcción de la Alhambra de Granada está inspirada en los magníficos detalles de la mezquita de Córdoba. Este edificio religioso de estilo omeya empezó a construirse en el año 785, tras la invasión musulmana. La obra fue creciendo durante todo el tiempo que duró la conquista islámica. Pero una vez que los cristianos retomaron el control de la ciudad, empezaron las modificaciones y los añadidos. Allá por el 1500 una basílica de estilo renacentista se incorporó a la mezquita. La catedral cristiana y la mezquita musulmana se convirtieron en un solo edificio, el que son hoy. Sin divisiones ni físicas ni espirituales, dos mundos opuestos en muchos sentidos conviven en perfecta armonía complementándose estilísticamente. La historia de las civilizaciones resumida en uno de los monumentos más bonitos de España.

3. Acueducto de Segovia, Castilla y León

En plena Castilla nos encontramos con un resquicio de lo que un día fue uno de las mejores obras civiles de la historia. Es el imponente acueducto que los romanos construyeron allá por el siglo I y que servía para transportar el agua de la sierra hasta la ciudad. El acueducto de Segovia tiene 166 arcos que recorren unos 15 kilómetros a través de campo y zona urbana. Esta maravilla de la ingeniería civil se ha mantenido en pie casi intacta durante miles de años a pesar de guerras y conflictos. En 1992 el ayuntamiento de Segovia decidió cortar el tráfico por debajo del acueducto ya que la vibración producida por el tráfico estaba afectando su estructura.

4. Sagrada Familia, Barcelona

La Sagrada Familia es la obra inacabada del arquitecto estrella del modernismo, Antoni Gaudí. Bueno es mucho más que eso. Es el monumento que congrega más turistas al año en Barcelona. Este templo colosal es uno de vuestros favoritos por muchos motivos. Pero una de ellas es la magnífica fachada del Nacimiento, ricamente ornamentada. O su interior, que se asemeja a un bosque de columnas blancas que se tiñen de colores gracias al reflejo del sol sobre los grandes ventanales de vitrales. Si te acercas por allí verás cómo están trabajando en la construcción de la primera sacristía y las torres centrales. Y cuando acaben con ello, aun quedará por levantar la fachada principal, también conocida como el Portal de la Gloria.

5. Teatro Romano de Mérida, Extremadura

El Teatro Romano de Mérida es el monumento más antiguo de esta lista de los mejores monumentos de España. Su construcción se remonta al año 15 o 16 aC, para el entretenimiento de la alta sociedad que vivía en la Colonia Iulia Augusta Emerita. Con la caída del Imperio, el teatro cayó en desuso y fue sepultado bajo tierra hasta que una excavación arqueológica en 1910 lo rescató del olvido. Ironías del destino, hoy este edificio romano sigue usándose con el mismo propósito para el que se levantó hace más de 2.000 años. Cada verano alberga el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida y es el mejor telón de fondo para ver a las Troyanas contando sus desgracias o ser testigo de las miserias de Edipo.